Pàmies y las pseudociencias
La presencia de Pàmies para dar una charla y
vender sus productos en un lugar público como la sala de usos múltiples del
Ayuntamiento de Logroño ha suscitado una gran polémica. Desde el principio un
número de personas concienciadas de la peligrosidad de las pseudociencias
creímos que era preciso alertar sobre dicho riesgo. Debemos agradecer a
Patricia Rodriguez, licenciada en química, con diploma de estudios avanzados,
trabajadora en el sector de la I+D y vocal de la Sección Territorial de La Rioja de la Real
Sociedad Española de Química, su implicación e iniciativa en promover las firmas
contra la presencia de Pámies en un lugar público como el ayuntamiento.
No es un asunto menor. El combate contra las
pseudociencias no es un capricho anecdótico de unos cuantos “radicales” de la
ciencia. La concienciación contra las pseudociencias es una lucha a favor del
progreso, de la formación, de la educación, en definitiva, una lucha a favor
del estado del bienestar; vivir más, vivir mejor. Una sociedad que quiere y
pretende avanzar social y tecnológicamente debe estar adaptada al avance
científico del siglo XXI y lo que es más importante, debe conocer el
funcionamiento de la ciencia y del método científico.
El charlatan de Pietro Longhi |
Como profesor de universidad, cuya formación ha
sido en buena medida apoyada por el Estado, estaría siendo altamente
irresponsable si no alertara de lo que científicamente no tiene un pase, y
además es peligroso contra la salud pública. En nuestra sociedad adoradora de Ronaldos y Mesis queremos que nuestra salud y bienestar, incluso con enfermedades graves, puedan ser mantenidos tomando una simple infusión de una planta.
No es posible. El funcionamiento de los seres vivos es complejo y los
mecanismos de las enfermedades y su posible erradicación requieren
conocimientos profundos asentados en bases sólidas. La solución de muchas
enfermedades, si es viable, requiere una sociedad global que apueste por la
ciencia y que sea consciente de las prioridades para ello.
En el siglo XXI no nos imaginaríamos a un
charlatán del viejo oeste promocionando crecepelos imposibles en un lugar
público y luego vendiendo sus recetas y productos. Evitar que esto ocurra
cuando lo que se vende escapa de toda lógica científica y atenta contra la
salud pública no es censura. Es defender a la sociedad a la que las
instituciones deben proteger.
Que empiecen a existir casos como el juicio contra el curandero del joven que murió tras abandonar la quimio pueden ayudar a visibilizar
el grave problema del que hablamos. Parece que la Audiencia Provincial de
Valencia ha ordenado que se juzgue por intrusismo al denunciado, que además
pudo interferir en el tratamiento médico.
Es obvio que no debemos olvidar que las
industrias farmacéuticas son empresas que buscan rentabilidad (sobre ello hablo en este post). Que las enfermedades
raras no son cubiertas por estas industrias. Que los problemas de salud del
tercer mundo no nos alertan hasta que llegan a las puertas de nuestro supuesto
primer mundo. Pero eso no quiere decir que la respuesta a estos problemas no
esté en la ciencia y en el método científico. Esto solo significa que deberíamos repensar el modelo farmacéutico que tenemos.
Pero está claro que concienciar sobre estos hechos es
solo un pequeño paso. Lo más importante es tener una sociedad formada
científicamente. Por ello, y algo en lo que llevo invirtiendo tiempo docente y
tiempo libre, lo más importante es la formación de los futuros profesores de
educación primaria. Tenemos una guerra contra la ignorancia científica y los
maestros de primaria están en primera línea de batalla.
Si solo fuera Pamiés.. personajes como Enric Corbera, o Emilio Carrillo divulgan sin cesar " la enfermedad te la creaste tu" " el origen es todo emocional" etc etc ni uno ni otro son médicos ni científicos, pero de manera asombrosa están ejerciendo un control mental sobre la población alarmante, ya no solo en España sino en toda Sudamérica, a través de sus chalas y cursos forman nuevos charlatanes que se multiplican de forma exponencial y se trata ya de una grave epidemia, iniciada por el inhabilitado Dr Hamer y la nueva medicina germánica´y continua con Enric Corbera, Emilio Carrillo, Vicent Gillén y tantos otros.
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